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La cañicultura en el Tocuyo (Breve historia) (página 2)



Partes: 1, 2, 3

"…Con el advenimiento del ferrocarril hasta
Barquisimeto, se hizo posible el traslado hasta allí de
mejores maquinarias desembarcadas en Puerto Cabello, de Inglaterra o de
Norte América, y con ellas empezó la
evolución creciente de nuestra
cañicultura, empezada en la colonia con pequeñas
siembras de caña criolla, muy blanda y por ello expuesta
al ataque de los insectos taladradores, la cual es exprimida en
rústicos trapiches de quijada, primero, luego entre dos
cilindros de madera,
movidos a brazo mediante doble sistema de
palancas y cuando más en trapiches con tambores de piedra,
ya verticales, movidos por animales. Con el
supradicho adelanto obtenido mediante el ferrocarril hasta la
capital
estatal, el cultivo de la caña alcanzó
preponderancia en la mayoría de las fincas del Municipio
Bolívar y
desde entonces ha venido incrementándose hasta hacerse
casi exclusiva en los siguientes días. Ya en el año
de 1896; cuantos tocuyanos venían graduados de doctores de
Caracas, o los viajeros regresados de Inglaterra o Norte
América, criticaban burlonamente a los agricultores que
persistían en pluricultura. Les echaban en cara los
prodigiosos rendimientos económicos conseguidos por
Cuba y Puerto
Rico, gracias al único cultivo de la caña. Los
tales críticos no se percataban de las circunstancias
singulares favorecedoras del cambio
agrícola de las mencionadas Antillas, las cuales no
rezaban con Venezuela y
mucho menos de las regiones lejanas de los puertos; la
insularidad es lo primero, luego la cercanía del enorme
mercado
norteamericano el cual les vende las grandes maquinarias,
…"p.265.

Debemos mencionar como pioneros de esta etapa de
modernización primaria a Fortunato Garmendia, Heriberto
Tamayo quien primero en la hacienda Buenos Aires
propiedad de
su padre y luego en la Estrella comienza a implementar los
primeros adelantos tecnológicos de la época. En
1896 viaja a Europa de donde
trae una centrífuga y produce la azúcar
"la estrella", además produjo alcohol,
harina de trigo e importo las primeras cabezas de ganado holtin y
yérsey.

Otro pionero fue Ezequiel Garmendia, quien a principio
del siglo XX en su centrífuga produce la azúcar "la
media luna" en Humocaro bajo. Este fue padre de los empresarios
Carlos Y Pablo Gil garcía, el primero iniciador de la
industria
eléctrica en el Tocuyo y el segundo fundador del central
Río Turbio. También debemos mencionar a Tomas
Lozada propietario de la hacienda San José de Los Palmares
y fundador de la Estancia en Humocaro, los hermanos José
Antonio y José Manuel Tamayo Pérez en el Callao con
una centrífuga importada de Francia..Luego
vendría Crispiniano Colmenares, quien siendo un humilde
comerciante residenciado en el Zulia compra algunas de las
mejores haciendas del valle tocuyano: en 1929 la hacienda San
José, en el 30 La Estrella, donde fundaría el
central los Palmares, en 1935 La Concepción, en 1947
Buenos Aires.

Solo en este período comienza un proceso de
modernización agrícola que llegaría a su
clímax con el Central Tocuyo. Sin embargo, hasta 1950, son
contadas las haciendas que cuentan con trapiches
eléctricos, tractores y otras maquinarias, existiendo solo
el pequeño centralito Los Palmares De los Colmenares. Tal
como lo señala Colmenares Peraza (1955): "Los seis
trapiches pertenecientes a los seis señores que
representan la segunda etapa, moliendo juntos
simultáneamente, tenían capacidad para moler en
seis semanas de trabajo lo que
solo el Central Los Palmares podía moler en cuatro
semanas; y el Central Tocuyo, tiene capacidad para moler, en un
día lo que el Central Los Palmares molía en cuatro
semanas." (Pág.136)

Para 1950 de las 5 mil hectáreas aproximadas del
valle tocuyano la mitad estaban dedicadas al cultivo de la
caña, con una producción promedio de 190 mil toneladas de
caña molida. Si bien, según J.R Colmenares Peraza,
en los primeros diez años del Central Tocuyo se
aumentó en casi mil hectáreas el cultivo de la
caña en el municipio Morán y se llegó a
producir más de 300 mil toneladas de caña molida y
30 mil de azúcar, también es cierto que con la
construcción de la represa Dos Cerritos se
perdieron para el agro tocuyano unas mil hectáreas y
además se limitó el uso del agua para el
riego.

IV- PIO
TAMAYO Y EL INDIVIDUALISMO TOCUYANO

La producción de la caña de azúcar,
y más concretamente el papelón, eran para
satisfacer fundamentalmente la demanda
nacional por lo que las variaciones en los precios no
fueron motivados por el acontecer mundial sino más bien
por la situación del mercado nacional. En los primeros
años de este siglo se produce un importante crecimiento de
la actividad cañera, fundamentalmente en el Estado
Yaracuy así como en los propios Valles del Turbio Larense
dando inicio a una competencia
dañina que iría en detrimento del precio. A
pesar de que en 1913 se crea la Sociedad
Cooperativa de
Agricultores de la caña de azúcar se hizo
difícil equilibrar los precios del producto.

A comienzo de los años veinte se intenta
nuevamente organizar esta asociación de
cañicultores creando una receptoría para todo el
papelón que entrara a Barquisimeto estableciendo un
promedio de producción tomando como base la tasa de
exportación. Sin embargo, en El Tocuyo
continuaban los enfrentamientos entre los Cañicultores.
Para muchos estos atrasos se debían en parte a la poca
propensión asociativa de los tocuyanos.

Ya desde inicio de los años veinte el bardo y
luchador Pió Tamayo hizo referencia a esta actitud del
habitante de la Ciudad Madre: … El espíritu de
asociación y confianza no se estabiliza con facilidad en
ánimos tan conservadores y reaccionarios e individualistas
como los del agricultor tocuyano ¨. (Obras Completas Tomo I.
Pág. 211).

¨ El tocuyano ha vivido siempre muy para sí
mismo: ama mucho a su tierra natal
pero no conoce ese sentimiento de amor colectivo
que es el que procura la unión de las voluntades en favor
del pueblo. ¨ (Tomo III Pág. 166 )

Pío Tamayo fue pionero del conocimiento
sobre la actividad cañera, si bien su salida de El Tocuyo
en 1922 se debió más a motivaciones política que
económica, este último no dejó de ser centro
de su atención, llegando a desempeñarse en
factorías azucareras, la más importante fue en "La
Plazuela" en Puerto Rico. Demostración de ello la
encontramos en las cartas
intercambiadas con su hermano José Antonio quién
quedo encargado de la hacienda El Callao, conocida como "La
Reina" de las haciendas en El Tocuyo. José Antonio fue una
de las más importantes figuras de la actividad
cañera, llegando a ser presidente de la Asociación
no sólo en El Tocuyo sino a nivel regional e inclusive se
hizo propietario de varias haciendas en Los Valles del Turbio en
Barquisimeto. Pío desde el exterior enviaba la información sobre todo lo concerniente a la
explotación cañera y José Antonio intentaba
estimular a los productores a emular las novedosas ideas. Sin
embargo, como él mismo lo señalara, la resistencia a la
modernización era muy fuerte y radicaba en el
desconocimiento y la tradicional manera de trabajar en la cual no
se tenía precisión de la contabilidad
interna de las haciendas. Esto lo demostraron cuando intentaron
elaborar un registro ya que
"…ellos no sabían ni cuánto sembraron, ni cuanto
molían, pues no llevaban cuentas, menos la
densidad de
guarapos, producción por toneladas, etc." (Obras
Rescatadas. Tomo III. P. 67).

En carta fechada el
06 de octubre de 1922, José Antonio le recomienda a
Pío seguir recabando información:

"… Es muy conveniente que se siga instruyendo en la
forma que lo hace, de todo lo relativo con la agricultura de
cañamelar, en sus diferentes ramificaciones, pues el
atraso en esta se haya en la mayor parte de nuestro país,
y el incremento que tomó últimamente el cultivo de
caña por el alto precio a que se cotizaba este producto,
ha motivado el excedente que hoy nos abruma, y que por su mala
calidad y alto
costo no nos es
posible exportar para otros países a los precios que
rigen; esto traerá como consecuencia lógica
en no lejano porvenir un cambio radical en nuestros métodos y
prácticas de agricultura que nos permita mejorar nuestra
calidad y abaratar nuestros precios gracias a los rendimientos,
de modo que podamos competir con los demás países
productores que se encuentran ya en estas condiciones.
"(Ídem P. 47).

En estas cartas, se "aventuraron" a tratar la
posibilidad de la implantación de un central en El Tocuyo
sin dejar de reconocer que sería un proyecto a largo
plazo ya que las condiciones, anteriormente señaladas, no
lo permitían:

"Me contenta que se hayan informado ustedes de lo que es
una organización agrícola industrial
como "La Plazuela "; y de lo mucho que en el porvenir puede
obtenerse con la instalación de algo semejante en nuestro
medio. Necesitamos reaccionar e ir hacia delante, ingresando en
el progreso del mundo, pues de lo contrario pereceremos ahogados
y perderemos oportunidades preciosas que difícilmente se
presentan para nosotros " ( cartas de Pío para Antonio.
Puerto Rico 4 de
noviembre de 1922.Ídem p. 60).

Sin embargo, José Antonio un poca más
realista sobre la situación tocuyana le responde lo
siguiente:

" Por lo tanto, considerando todo lo que le dejo
expuesto, la situación industrial actual de nuestra patria
y en particular la de nuestro negocio, la carencia de un capital
capaz como para acometer cualquier empresa de alguna
magnitud y el carácter desunido, desconfiado y rutinario
de la mayoría de los propietarios de nuestro pueblo
quienes solo emprenderían después de
iniciación extranjera y en vista de resultados obtenidos,
usted retardara su regreso hasta que sea oportuno pues siempre es
clave del éxito
la oportunidad" ( El Tocuyo 26-12-1922. Ídem
67)

Precisamente, en el
periódico El Tocuyo de 1922 aparece un artículo
titulado " El Problema del Papelón" cuyo autor usó
el seudónimo del Silvano Serrano pero de quien sabemos se
trata del dedicado escritor y hombre del
agro Agustín Gil Gil, quien opina sobre las causas de la
crisis de este
producto y la necesidad de disminuir la producción y
controlarla:

Se ha querido valorizar el papelón mediante la
centralización de la venta por
sociedades
formadas entre los agricultores pretendiendo asignar precios
fijos; más, sin haber obtenido el resultado apetecido,
porque a ello se opone: El haber quedado fuera de
asociación muchos hacendados; el poco tiempo que
puede estar almacenado el dulce sin deteriorarse, y la enemistad
de los comerciantes que desean y buscan la manera de conservar la
dirección del negocio. Así, el trust
no ha dado buen resultado.¿ Qué hacer ¿.
Aguardar la ruina de los hacendados menos favorecidos, como lo
aconseja de consono, aunque con diversa finalidad, los pasivos y
ambiciosos de tierra barata que anhelan comprar las haciendas a
precio de remate…" ("El Tocuyo", 13-05-1922).

Para 1943 el citado GiL Gil dice lo
siguiente:

"En el caso de El Tocuyo, en donde sus industrias
primarias persisten disgregadas (agricultura y comercio)
conviene la asociación gremial, si quiera para la
ejecución de sus operaciones
primordiales: Establecimiento de centrales
azucareros…oficina comercial
colectiva para importar y explotar en grande y así obtener
los beneficios del descuento por cuantía y otros anexos a
las operaciones en grande."(p.268). "Será difícil
por lo pronto la maquinización intensa de nuestra
agricultura por el individualismo españolísimo de los propietarios, el
cual únicamente se rinde a la presión
suma de larga adversidad. Y aún se esta lejos de tal
extremo. La era del central apenas si puede vislumbrarse entre
nosotros". p.266.

Pero las dificultades en el mercado cañero no
solo provenían de los obstáculos a estas formas de
asociación sino de las propias deficiencias del sistema de
producción, no solamente lo que se refiere al acceso de
tecnología
(trapiche, motores,
tractores, arados, bombas, calderas,
fertilizantes, etc.) sino en la propia administración interna de las haciendas y
en la manera de cultivar los diversos tipos de caña sin
tomar en cuenta las condiciones naturales del suelo. Productos de
esta deficiencias en 1925 salen algunos agricultores tocuyanos de
viaje, fundamentalmente a Cuba, para actualizarse sobre la
actividad cañera en las principales regiones productoras.
Entre dichos agricultores se encuentran Manuel García,
Julio Ramos y José Antonio Tamayo Pérez. Por
Barquisimeto fueron; Arístides Martínez y Davis
Arapé.

El 18 de noviembre de 1932, se funda la Sociedad
Cooperativa de la Hacienda Cañamelar. Entre los miembros
de la cooperativa de El Tocuyo estaban José Garmendia,
Reyes Reinoso, Juan de la Cruz Giménez, José
Crispiniano Colmenares, Diego Losada entre otros. En estos
años se genera una fuerte competencia de producción
cerrándose 100 centrales en el ámbito
internacional.

En 1932 el precio del papelón era de 20 Bs. por
carga de 80 unidades, lo cual significa que cada papelón
sale a 0,25 Bs. La Cooperativa de Caña de Lara y Yaracuy
estaba en poco funcionamiento, la cual había sido fundada
en 1922, y a pesar de su debilidad, para 1936 es la única
cooperativa existente en el ámbito nacional.
También para este último año (1936) hay
saturación en el mercado de azúcar y
papelón. Solicitan al gobierno salida
para exportar y este le otorga Bs. 6 de prima por Kg. exportado
pero los agricultores de caña estaban pidiendo no 6 sino
10 Bs. El precio era de 65 Bs. por cada 100 Kg. es decir a 0,65
por cada Kg. Con respecto al papelón se estaba vendiendo a
40 Bs. Por cada 100 Kg., es decir, 0,40Bs. por Kg de
papelón.

El 16 de diciembre de 1945 se reúnen
cañicultores en el Club Concordia para hablar sobre la
posibilidad de un Central se calculaba necesario unos 5 millones
para su instalación. De allí se constituye una
Junta Directiva presidida por Diego Losada. Debemos hacer notar
que estos no lograron alcanzar sus objetivos
planteados en ese año pero si son los antecedentes de la
constitución del Central en El Tocuyo. Para
esta misma fecha, procedente del MAC en Caracas llega el
ingeniero agrónomo Dr. Christian Grever para hablar del
central y se reúnen con él Elígio Anzola
Anzola (Presidente del Estado),
Leonidas y Manuel Anzola Tamayo, Sulpicio Garmendia y Crispiniano
Colmenares.

Entre las principales unidades de Explotación de
Caña de Azúcar de El Tocuyo tenemos: La Reforma,
Berlín, El Olivo, San Benito, La Pandita, Santo Domingo,
Santa Rita, Buena Vista, Guajirita, Guajira, Maracas, Villa Rosa,
Nubia, La Concepción, Los Palmares, Buenos Aires, El
Playón ,Las Veritas, Villa Carmen, Bella Vista, Buenos
Aires, San Rafael, La Mejor , Las Cruces, San Francisco , El
Callao, El Palito, Santa Teresa, Sabana Grande, San Pablo, San
Juan de Guajira, El Molino, Granja Experimental, Lamedero, Otra
Banda, Las Charcas, Palo Negro, La Pinta, Santa María,
Santa Cruz, Belén, El Arco, La Cachera, Cujisal, Santa
Teresa, La Estrella, Santa Eduvigis, San José.

V-ANTECEDENTES DEL CENTRAL: ELCONTEXTO
NACIONAL

Hasta los primeros años de la década de
1940, la estructura
económico social de nuestro país era
predominantemente agrícola a pesar de que ya desde 1928
Venezuela se había convertido en un país petrolero,
gran parte de los ingresos
provenientes de la renta de este producto estaban represados en
las arcas del Estado sin ser distribuidos equitativamente entre
los diversos sectores sociales, a través de educación, sanidad,
obras públicas, etc., que apuntaran hacia el desarrollo
colectivo. A pesar de los significativos ingresos al Estado, como
consecuencia de los beneficios que trajo la Ley de
Hidrocarburos de 1943, y el aumento de los precios del
petróleo por la demanda de este producto
durante la Segunda Guerra
Mundial, Venezuela seguía mostrando una estructura
económico-social de tipo semifeudal, donde el
terrateniente aun determinaba las normas en el
proceso productivo, en las relaciones de producción y
sobre los medios de
producción.

Es precisamente a partir de 1945, en el contexto
internacional de la posguerra, cuando se producen
drásticas reducciones en las importaciones, y
Venezuela, al igual que muchos países de la América
Latina, reacciona por antonomasia a esa coyuntura, por lo que
el Estado comienza a implantar políticas
económicas como el modelo de
sustitución de importaciones planteado por la CEPAL
consistente en la inversión privada en los sectores
agrícolas e industriales nacionales.

Pedro Muñoz (1985) se refiere a esta
situación de la siguiente manera:

"..el proceso de industrialización de Venezuela
se ubica temporalmente a mediados de la década de los
años cuarenta de este siglo. Este arranque encuentra como
factor coyuntural estimulante el desabastecimiento del mercado
interno, generado por las reducciones de las importaciones
durante la Segunda Guerra
Mundial y la incapacidad del país para satisfacer el
consumo
nacional."

Mas adelante agrega el mismo autor:

"… Por eso, tal proceso tiende a sustituir el consumo
de bienes
importados, de igual modo, mediante el aumento de la actividad
fabril interior y evitar la continuidad de la escasez y frenar
las posibilidades de mayor descontento social y político
en el seno de los sectores populares."P.102-103.La Inmigración Masiva en
Venezuela.1944-1959.UCV. Caracas 1985.(Mimeografiado).

En el mismo sentido; Silva Michelena y Armando
Córdoba (1983), dicen:

"Como en otros países de América Latina,
el desarrollo de la industria nacional se inicia durante el
periodo que abarca la Segunda Guerra Mundial.
Las dificultades que surgieron para las exportaciones y
la consiguiente reducción de las operaciones del capital
comercial se tradujeron en incentivos para
la inversión industrial".p.106.

En este contexto económico y del modelo de
sustitución de importaciones, era obvio que en el sector
agrícola solo se beneficiarían algunos grupos
minoritarios (conformados principalmente por los terratenientes,
los medianos propietarios y el incipiente sector industrial) con
capacidad probada para invertir importantes sumas de capital e
incluso que pudieran responder a los estímulos estatales
así como también que fueran capaces de subsanar los
compromisos contraído con las instituciones
crediticias del sector publico y privado. Es Por esto, de acuerdo
con María Victoria López, (1984), que el
otorgamiento de créditos estaba dirigido fundamentalmente
hacia el pequeño sector agroempresarial en detrimento de
los pequeños productores campesinos. SI bien este proceso
se inicia en 1945, se hizo más notoria durante la
década de la dictadura de
Pérez Jiménez pues esta política estuvo
entre las prioridades contempladas en el "Nuevo Ideal Nacional"
de la dictadura, el cual entre sus propósitos en materia
económica tenía los siguientes :a) la
transformación industrial de los recursos
naturales, b) el mejoramiento del suelo para la industria
agropecuaria, c) la racionalización y mecanización
de las labores agrícolas y pecuarias, así como
también la realización de megaproyectos y
realizaciones en el ámbito de la construcción, como
parte de la denominada" política de concreto",
para referirse a las grandes construcciones públicas como
hospitales, escuelas, puentes, carreteras, etc. Respecto a la
protección del agroindustria, López (1984)
señala:

"…durante los treinta años que median entre la
creación del Banco
Agrícola y Pecuario en 1928 y 1958, este organismo
colocó (…en el ámbito nacional..) 1.032 millones
de bolívares en el sector empresarial y sólo 18.1
millones de bolívares en el sector campesino. Es
evidente la línea de política creditícia del
Banco Agrícola y Pecuario y el marginamiento de la
agricultura de subsistencia y mercantil "p.140.López
Pérez. María Victoria. La Proletarización de
los Campesinos en la Unidad Agroindustrial Azucarera del Estado
Lara.1900-1970.

Puede señalarse que paradójicamente, la
usura desmedida en el arrendamiento de la tierra, que
se había desatado durante la década de los cuarenta
y de la cual fueron objeto los campesinos por parte de los
latifundistas, no pudo ser atenuada con la política de
otorgamiento de créditos de las instituciones financieras,
tal como lo había previsto el Estado, por el contrario,
muchos terratenientes profundizaron esta práctica con el
fin de obtener parte de los ingresos necesarios para subsanar el
pago de los créditos otorgados por la Corporación
Venezolana de Fomento (C.V.F) ,el Banco Agrícola y
Pecuario y el Instituto Agrario Nacional. Así como de
instituciones privadas como el Banco de Maracaibo y
otros.

Pero el Estado no sólo se aboca al otorgamiento
de créditos -aunque en forma marginal- sino que
además se prestó a muchas de las facilidades
exigidas por el sector empresarial desde el mismo momento de su
organización. Dichas exigencias consistían,
además del otorgamiento de créditos, en una
protección para sus inversiones.
Así quedó expreso en la Primera Convención
de Fedecámaras en el año de 1944.

Dichas peticiones consistían en lo
siguiente:

"…1), que el gobierno proteja adecuadamente todas las
industrias, especialmente las que operan con materias primas
nacionales, salvo aquellas que resultasen antieconómicas o
monopolizadoras. 2); a) que se concedan créditos amplios y
suficientes a la producción industrial, b) que se rebajen
los aforos arancelarios de las materias primas; c) que se fije la
debida producción arancelaria a los productos elaborados".
Resolución de la Cámara de
Comercio e Industria. Caracas .Año 1.Num.11 y
12.Julio-Agosto de 1944.Pág.11.

En este mismo sentido, Purroy (1982) señala que
"…En los años posteriores fue intensificándose
gradualmente la protección, a partir de 1950. La cantidad
de impuestos
exonerados en 1952 ascendió a 60.276.441 Bs."
p.216.

De esta manera comienzan a profundizarse las
deformaciones económicas y sociales que hoy caracterizan
nuestro actual sistema y puede afirmarse que después de
1944 queda claro el interés
que existía tanto por parte del Estado, como de la
incipiente burguesía nacional y los terratenientes (que
aún predominaban en forma importante en Venezuela), de
capitalizar los diversos sectores de la producción, pero
para ello, estos sectores sociales manifestaban la apremiante
necesidad de que se les destinara una parte de los ingresos
provenientes de las exportaciones petroleras a través de
una protección estatal a través de otorgamiento de
créditos, subsidios. Etc., y una serie de condiciones que
garantizaran que las inversiones privadas no fueran riesgosas
para los capitalistas.

Por otro lado, en este mismo contexto el Estado
también comienza a ser propietario de grandes industrias
básicas como las del aluminio,
acero, hierro, etc.,
convirtiéndose de esa forma en un fuerte tentáculo
capaz de hacerse sentir en todos los órdenes de la vida
venezolana. Freddy Rincón (1982), al respecto
dice:

"Los efectos modernizadores no sólo se encuentran
en las reformas administrativas del Estado, sino en una interpretación propia del desarrollo del
país, a partir del control, por
parte del Estado, de algunas industrias básicas,
así como en estimulo y fomento de la industria
manufacturera y del comercio".p.37.

Salvador de la Plaza señala que el manejo y
desarrollo por parte del Estado de las empresas
básicas representaba un significativo avance en el
fortalecimiento no solo de las bases económicas
industriales en Venezuela sino también la garantía
de su permanencia debido a la capacidad por parte del mismo
Estado para proveer las materias primas necesarias. Además
de rescatar la soberanía económica que había
sido disminuida por las grandes empresas
transnacionales.

Otras medidas tomadas por el Estado para ayudar al
naciente empresariado venezolano fue la de crear políticas
de inmigración extranjera en asociación con los
diferentes gobiernos involucrados en este proceso; con la doble
finalidad de, por un lado, ayudar a dichos gobiernos (italiano,
español, y canario fundamentalmente) que fueron duramente
golpeados por la guerra, a
evitar que en la población pudieran surgir elementos de
perturbación económico-social. Y por el otro lado,
con esta política de inmigración se
perseguía poder
proporcionarle a la "nación"
una mano de obra más calificada en las actividades
agrícolas, industriales y artesanales. Además esta
política estuvo orientada a diversificar y aumentar el
consumo de productos nacionales y así promover a
través de una demanda efectiva el desarrollo industrial
venezolano. Otro elemento que tenía en
consideración el Estado era el de poder poblar el
territorio venezolano.

VI- LA ECONOMÍA TOCUYANA EN LOS
CINCUENTA

Es oportuno mencionar que es en este contexto cuando El
Tocuyo recibe su oleada inmigratoria a partir de 1950,
fundamentalmente, luego de la devastación producida por el
terremoto en agosto de ese mismo año.

La situación económica y social de El
Tocuyo está profundamente relacionada al cultivo de la
caña de azúcar y de manera marginal a otros rubros
agrícolas. Históricamente, desde el siglo XVII, el
cultivo de la caña ha sido predominante, y ocupa el 80 %
de las tierras aptas para el cultivo debido a las potencialidades
climáticas y agronómicas de la región. No
obstante dichas tierras han estado concentradas en un reducido
número de familias lo cual ha contribuído a
profundizar esta invariabilidad en la diversificación del
producto agrícola. Con respecto a la producción
de café, ésta es localizada sólo en las
zonas altas de la región morandina y si bien es cierto que
el cultivo de este rubro fue el eje fundamental de la economía en El Tocuyo
a finales del siglo XIX y las tres primeras décadas del
siglo XX, esta llego a su declive como consecuencia de la crisis
de la economía mundial de los años
treinta.

La condición monoproductora de la localidad
tocuyana ha hecho que sea altamente vulnerable a los diversos
cambios o fluctuaciones que se producen en el mercado nacional,
además de aquellos de orden climático, por lo que
la economía tocuyana ha experimentado de forma
cíclica profundas crisis económicas en buena parte
del siglo XX que afecta de manera directa a los terratenientes y
a casi todo el resto de la población tocuyana, debido a
que la actividad cañera es la principal fuente de
absorción de mano de obra y por ende de ingresos
familiares de la localidad.

De acuerdo con un estudio realizado por Pedro Richarson,
conjuntamente con el I.A.N: "…la industria de la caña de
azúcar constituye la ocupación primordial de la
población rural de El Tocuyo. Es prácticamente la
única cosecha comercial y de la cual depende la
estabilidad económica de la
región…"p.38.

Pero paradójicamente las actividades
agrícolas – y sobre todo el cultivo de la caña
requiere de grandes cantidades de agua para el riego- a su vez
dependen absolutamente de un único recurso necesario para
estos fines, tal como es el Río Tocuyo que de llegar a
extinguirse también afectaría de manera
determinante al conjunto de la sociedad tocuyana; por lo que
podríamos afirmar que la verdadera y única fuente
de estabilidad económica de El Tocuyo es precisamente este
recurso hídrico natural y como consecuencia de la
existencia de éste, el cultivo de la
caña.

En el citado estudio también se señala que
la perdurabilidad de este recurso estaba, entre otras acciones, en
el mejoramiento de las técnicas
de riego, pues allí en El Tocuyo, eran una de las
más deficientes de toda la región, pues no se
tenía un control del volumen del agua
a utilizar en función de
la extensión del área, por lo que "…El Tocuyo
está condenado a convertirse en una extensión
árida, estéril, de tierras agotadas e inservibles
para la agricultura."(2) Richarson. p.23.

El conocimiento de esta misma circunstancia ya
había sido objeto de preocupación desde 1945, la
Junta Pro-Tocuyo manifestó por escrito al Presidente
Medina Angarita sus preocupaciones entorno a la dramática
reducción de los afluentes del Río Tocuyo. La
preocupación de dicha junta se basaba en los resultados de
un estudio patrocinado por el Ministerio de Agricultura y
Cría, donde se afirmaba que los caudales de dicho
río se habían reducido, como consecuencia de la
tala en las cabeceras del mismo habiendo pasado de ocho mil
litros de agua por segundo en el año 1935, a mil litros en
1944.

Según la Junta Pro-Tocuyo:

"…el problema no puede ser más grave ni el
futuro de la agricultura más comprometido y
angustioso…hemos llegado a la conclusión de que lo mas
acertado, o por lo menos más seguro
sería que el gobierno comprase las fajas de tierra
inmediatas a las cabeceras consiguientemente las declare "Parque
Público" o "Zona Prohibida de Explotación" . Esto
último podría como redundante, desde luego que la
Ley lo
prohíbe; pero es quitando o comprando todos los derechos que pueden existir
sobre dicha zona, como se asegura el nacimiento y caudal del
Río Tocuyo. De otra manera nuestro río va camino a
desaparecer; y con él, también, llegaría a
termino toda la riqueza agrícola que comenzó en las
regiones de Humocaro y va ha terminar en las cercanías del
Mar Caribe."

VII-INICIO DEL CENTRAL AZUCARERO

Bajo estas circunstancias amenazantes de la merma de
dicho río surgieron entre los productores, propuestas
alternativas para enfrentar la problemática y las posibles
consecuencias que este hecho traería. Uno de los
productores con cierta visión futurista, como fue el
abogado J.R. Colmenares Peraza tomó la iniciativa de
obtener el consenso entre los otros productores para buscar la
forma de crear agroindustrias.

EL TOCUYO NECESITA AGROINDUSTRIAS, decía
Colmenares, pues esta era la solución eficaz "para
combatir la decadencia que amenaza liquidar la vida integral de
este conglomerado, familias enteras unas tras otras, en constante
migración, obligadas a abandonar las
tierras de sus mayores y mejores recuerdos y encantos porque
acá no se encontraba ni siquiera una fuente y oportunidad
de trabajo…" (3)Cuarto Centenario de la Fundación de El
Tocuyo. Caracas 1976.p.76.

Esta inquietud se hizo eco entre los hacendados y tuvo
frutos, pues, la necesidad fue atendida al coincidir con la
puesta en marcha del Plan Azucarero
Nacional en 1950 y la subsiguiente creación del Central
Tocuyo. Además es bueno señalar que dicho proyecto
industrial fue avalado por altos representantes del gobierno
nacional vinculados al agro tocuyano como es el caso de Armando
Tamayo, quien fue presidente de la C.V.F. Ministro de Agricultura
y Cría, Director del I.A.N., entre otros importantes
cargos.

Es precisamente dentro del marco de esta política
azucarera donde se inscribe el proceso de transformación
global de El Tocuyo. Proceso que seria luego apresurado por los
efectos de diversa índole que acarrearía el
terremoto del 3 de agosto de 1950. Pues sus efectos destructores
tuvieron incidencia en el apresuramiento del proceso de cambios
que se había iniciado tímidamente poco antes de
dicha fecha y que se profundizaron luego de 1952, después
que se instaló la factoría azucarera.

Esta capitalización agrícola genera una
serie de cambios económicos y sociales en los principales
núcleos de producción tocuyanos como fueron las
haciendas trapiches, productoras de papelón, y su
tránsito hacia haciendas productoras de caña de
azúcar, con modernas maquinarias de procesamiento masivo
de la materia prima a través del Central Tocuyo. Es
necesario recordar que estas coyunturas de cambios ocurridos en
El Tocuyo se ubican dentro del contexto del "modernismo"
que comenzó a producirse en Venezuela en la década
de los años cincuenta.

Hasta mediados de la década del cincuenta,
Venezuela no contaba con un abastecimiento de azúcar
refinada, por lo que se importaban grandes cantidades de
azúcar moscabada desde Cuba lo cual condujo al paulatino
desplazamiento de la demanda de papelón hacia ese
producto, lo cual incidió directamente en los precios. Por
otro lado esa rentabilidad
que experimentó la producción de azúcar fue
incentivando el cultivo de la caña pero con la negativa de
que a los Centrales Nacionales les resultaba menos costoso
procesar el azúcar moscabada proveniente de Cuba. En tal
sentido, el productor de caña nacional no-tenia otra
alternativa que la de seguir produciendo el tradicional
papelón, lo que produjo una abundancia de ese producto y
la subsiguiente crisis de sus precios. Según la
Corporación Venezolana de Fomento el consumo de
papelón descendió de 80.000 toneladas en 1950
debido al alza paralela del consumo de azúcar. Es decir,
que el consumo de papelón experimento un descenso de casi
un 18%. Y el consumo de papelón percápita
descendió en un 37%, es decir, de 15.911 Kg. en 1950 a
10.644 Kg.en 1955.

Esta situación es la que se conoce como la
"crisis papelonera" de los años cincuenta, la cual tuvo
especial rigor en aquellas regiones como el Estado Lara (y dentro
de éste el Distrito Morán que aportaba el 10 % de
la producción nacional, siendo uno de los principales
productores de la región), Falcón y Trujillo, los
cuales tenían un alto grado de dependencia del cultivo de
la caña.

Elsa Lejster Kisner (1966), define esa situación
en los siguientes términos:

"El papelón venía siendo el principal
producto del beneficio de la caña de azúcar en el
Distrito Morán. Sufría periódicas crisis en
lo que respecta a su consumo y mercado, hasta el punto que por el
año 1951, se hallaban abarrotados los comerciantes del
producto sin salida para el mismo. Comenzaron a buscar soluciones
para esta situación y entre ellas llegó a
proponerse que se conservara enlatado en cavas refrigeradoras
para su venta posterior. Sin embargo, los precios ulteriores
resultarían ya muy altos y ya nadie podría detener
el avance del azúcar en la preferencia de los
consumidores.

Con respecto a la producción del tradicional
papelón en el Distrito dice que:

"… se situaba en 6.307.25 toneladas según el
Censo Agropecuario de 1950. También se producía
azúcar y su producción mayor fue de 1050 toneladas.
La producción papelonera de todo el país en ese
mismo año fue de 143.000 toneladas. En El Tocuyo se
producían 16.663 toneladas, que representaban el 9.605 %
de la producción nacional." p.55.

Dada esta situación, es lógico suponer que
la rigurosidad de la crisis, producto de la caída de los
precios del papelón, la sociedad morandina se veía
seriamente afectada en su estructura económica y por ende
en todas las dimensiones de la misma y ante esta circunstancia el
gobierno de Pérez Jiménez apresura el otorgamiento
de los beneficios del Plan Azucarero Nacional a través de
la Corporación Venezolana de Fomento. De esa forma El
Tocuyo es una de las localidades "beneficiadas" por la
inversión de capitales realizadas por el Estado venezolano
con el fin de promover la industria. Dicha Corporación
otorgó a los terratenientes tocuyanos la suma de 2.000.000
de bolívares para la adquisición del Central San
José en Puerto Rico y la consiguiente instalación
de este como Central Tocuyo a partir de 1952 e iniciar sus
funciones en
1954, el cual vendría a sustituir al rudimentario Central
Los Palmares (1937) situado en la hacienda de caña
propiedad de la familia
Colmenares Peraza.

Con la instalación del Central Azucarero se le
dio una salida momentánea a la "crisis del
papelón", pues los productores pudieron enviar la mayor
parte de la producción de la caña para su
conversión en azúcar reduciendo la
producción de papelón. Esta situación
condujo a otra irremediable crisis de los cañicultores,
pues el mercado regional y nacional se abarroto de
azúcar.

El diario El Impulso se refiere a la crisis de los
cañicultores de la siguiente forma:

"La gravedad de esta situación se desprende de la
circunstancia de que los 50.000 saquitos de 10 Kg. de
azúcar que no hayan actualmente mercado entre los
consumidores, se está expendiendo a un precio menor al
establecido por los organismos regulares. Los productores
consideran que la causa de este estancamiento en la venta de
azúcar se debe principalmente a un aumento de la
producción, que ha ocurrido en forma paralela y
discriminada de la azúcar moscabada importada. Así
mismo manifestaron los productores que el azúcar moscabada
importada les está haciendo una competencia
desleal, como ocurre también con los productos de
papelón".

Desde el punto de vista de sus objetivos -que era el de
aumentar la producción de azúcar a nivel nacional-
el Plan Azucarero Nacional representó un gran éxito
para el gobierno habiendo logrado no sólo el
desplazamiento de la curva de la demanda del papelón hacia
el azúcar, sino que además se estaba produciendo en
gran escala este
producto. Sin embargo, es evidente (por la situación de
crisis) que el gobierno no previó las consecuencias de esa
abundancia de azúcar nacional, más la importada en
el mercado.

Es conveniente reiterar sobre la fuerza con que
se sintió la crisis en los precios del papelón en
El Tocuyo debido a la alta dependencia de esta localidad con el
cultivo de la caña de azúcar, así como por
su deficiencia en la producción de otros rubros
alimenticios que le permitieran autoabastecer a la
población del Distrito y su capital.

VIII-OTRAS CONSECUENCIAS DE LA CAPITALIZACIÓN
AGRÍCOLA.

La capitalización de las haciendas papeloneras de
El Tocuyo trae -además de la crisis señalada- otras
consecuencias, entre las que podemos mencionar algunas de
carácter estructural y otras de carácter
infraestructural. Entre las primeras encontramos la
modificación de los estratos económico-sociales y
en lo segundo se evidencian cambios en el proceso de
producción y en las relaciones de la misma, debidos a la
incorporación de las nuevas
tecnologías.

En el aspecto económico; El Tocuyo de los
años cuarenta y cincuenta presentaba grandes deficiencias
en la producción de otros renglones alimenticios, teniendo
que abastecerse de las regiones aledañas Esta
insuficiencia fue profundizada por la intensificación del
cultivo de la caña de azúcar y su posterior
procesamiento en el nuevo Central Azucarero,
convirtiéndose esta actividad en la mayor generadora de
ingresos en la circunscripción morandina. Es conveniente
resaltar que aún hoy, a pesar de su mejoría
comercial, El Tocuyo continúa teniendo este tipo de
deficiencia y su dependencia con la actividad cañera ha
disminuido en forma apenas perceptible.

En un informe del
Colegio de Ingenieros (1951) se recoge esta situación de
la siguiente manera:

"Repartidos por todo el Distrito Moran, habitan sesenta
mil personas dedicadas por completo a las labores
agrícolas y asentados por tradición en el terreno.
Los principales productos son el café,
la caña de azúcar y los frutos menores; por lo que
alcanzan una producción total de 27.600 toneladas al
año, de los cuales la población consume
únicamente el 16 %. El restante 84 % se distribuye en
regiones de influencia, principalmente en Barquisimeto
(…)

Mas adelante; para referirse a las limitadas capacidades
de la producción y diversificación agrícola
El Tocuyo señala:

"En cambio dicha región es altamente deficitaria
en producción agropecuaria, teniendo inclusive que
abastecerse de regiones inmediatas, como por ejemplo Quibor y
Sanare (también Carora), las que suministran las tres
cuartas partes de la necesidad de carne, leche y queso
de consumo en Distrito Moran". p.19.

Pero la alta potencialidad del suelo tocuyano (que
resalta en reiterados estudios agrológicos del Ministerio
de Agricultura y Cría) no es exclusiva para el cultivo de
la caña de azúcar. La explicación de esta
dependencia o monocultivo debemos buscarla en la
utilización intensiva y extensiva de las mejores tierras
de la localidad por un reducido número de propietarios
vinculados a la industria azucarera. Con respecto a esto debemos
señalar que según los Censos Agropecuarios de 1950
y 1961, el territorio del Distrito Morán era de 2.150
kilómetros cuadrados, de los cuales 122.358
hectáreas estaban siendo explotadas y concretamente en el
Municipio Bolívar (El Tocuyo), estaban siendo explotadas
unas 9.077,5 hectáreas de terreno. Así mismo para
el año 1954 llegaron a explotarse 807 hectáreas con
el cultivo de caña de azúcar lo cual
experimentó un crecimiento vertiginoso y para el
año 1964 llegaron a explotarse 4.109 hectáreas; lo
que representa que se incrementó en un 40 % en apenas diez
años. Esto nos conduce a señalar que, según
los datos
encontrados, el 50 % de las tierras cultivables en El Tocuyo
estaban destinadas para la producción de caña de
azúcar. Así mismo según los mencionados
Censos Agropecuarios, los otros rubros producidos en el Distrito
Moran y el Municipio Bolívar eran el tomate; del
cual producía el 30 % a nivel nacional ya que ésta
alcanzaba unas 49.667 toneladas y Morán proporcionaba
15.505,8 toneladas. Además es importante señalar
que el Estado Lara aportaba el 50 % de ese producto a nivel
nacional.

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